lunes, 1 de agosto de 2011

Y YO TE DI MI AMOR.
Cuándo estaba embarazada me imaginaba que amamantaría y amamantaría y amamantaría a mi bebé, que tendría chorros y chorros interminables de leche y ella crecería fuerte y feliz. Pensaba que era lo mejor para ella y para y todo sería tan fácil y maravilloso.

La realidad: no lo fué.

Cuándo estuve en el hospital después de una horrible cesárea, no me dolian los senos, ni me salia nada de nada, recuerdo que la mamá que compartía el cuarto conmigo se pegó a su bebé inmediatamente y mi niña no podía. Yo tenía los pezones invertidos y nadie en el hospital pudo ayudarme, ni las enfermeras, ni el médico, ni nadie, no me decían cómo solucionarlo, cómo hacer que se prendiera de mi, ni nada.

Resultado= bebé alimentada con fórmula.

Saliendo de ahi, tampoco cambió nada, yo completamente ignorante con una mamá que jamás nos amamantó ni a mi hermano, ni a mi, por que no tiene pezón y para ella lo mejor era la fórmula pues así habíamos crecido nosotros.
Y llueven los comentarios de todos los parientes "toma miles de litros de atoles de masa, pegatela, pobre niña está ahi pegada y nada le sale, se ha de cansar de mamar, mejor sale fórmula, pobrecita como llora, dale fórmula, tu leche no le llena, dale fórmula, etc, etc, etc, y todo se reducía a: "dale fórmula" y yo acabado física, emocional y mentalmente, terminé por ceder y entonces comenzamos la alimentación con pecho y fórmula, algo de lo que ahora me arrepiento.

Y mi bebé, nunca fué una bebé como todos, sólo preferia el lado izquierdo y cada vez que hacía una toma me jalaba el pezón una y otra vez, y se separaba, miraba a su alrededor y luego volvia a tomar, asi estuvimos 5 meses, hasta que yo enfermé, el tratamiento pedía que dejara de amamantar, o al menos el médico lo pidió y yo desistí de sacarme la leche.

Aún recuerdo esa noche, estabas acostumbrada a tu lechita para dormir, asi que te recoste en la cama y tu me veias con tus enormes ojos, yo te dí biberón, yo supe que era el final, tú no sabías y no podías decir nada, no podías exigirme lo que naturalmente te correspondía, sólo hiciste lo que mamá pedía.

Yo lloré junto a ti, de culpa, de impotencia, de ignorancia, si en ese momento hubiera sabido lo que ahora sé, seguirias amamantando, sólo puedo pedir perdón mi pequeña bebé, perdón por no darte lo que merecías, por no hacer un esfuerzo extra, por derrotarme...

Gracias por esos pequeños momentos en los que te prendías a mí y mamabas todo el amor de mamá, con tus ojitos bien abiertos hasta que el sueño te llegará.

Amamantar es una experiencia única e irrepetible, jamás se podrá sustituit con nada ese vínculo entre madre e hijo, yo lo sé, no sólo son los nutrimentos que les das y la mejor alimentación, es tú amor, recostarte a su lado, tomar su mano, amarlos profundamente, te amo mi niña y esos hermosos monetos quedarán para siempre en mi corazón.